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La Razón Portada Opinión España Internacional Economía Sociedad Religión Deportes Motor Cultura Toros Ediciones Gente SE HABLA DE El desafío independentista Caso Faisán Caso ERE Guerra en Siria I+D Tecnologías de la Información Liga BBVA Gente El racismo empaña Miss América 1 Nina Davaluri, nueva Miss Estados Unidos Reuters Hace 3 horas N. Molanes. El año en el que se celebra el 50º aniversario del pronunciamiento del mítico «I have a dream» de Martin Luther King, Estados Unidos puede presumir de tener un presidente afroamericano habitando la Casa Blanca, pero parece que aún no está preparado para tener una Miss América de origen indio. Contradicciones del país de la libertad que en más de una ocasión hacen sonrojar a su idolatrada «Lady Liberty». La elección de Nina Davuluri, candidata por el estado de Nueva York, como la ganadora del certamen de belleza ha desatado una avalancha de comentarios racistas en las redes sociales al convertirse en la primera mujer de ascendencia hindú que se hace con la corona. Mensajes como «Si usted es Miss América, debería ser estadounidense» fueron los más suaves en una jornada en la que los más chovinistas añoraban la victoria de otro canon de belleza más patrio: «¿Cuándo una mujer blanca volverá a ganar Miss América? ¡¿Alguna vez?!», lamentaba otro usario de las redes mientras otros se preguntaban «¿Cómo diablos puede un extranjero ganar Miss América? Ella es árabe». Todavía no la habían coronado cuando Davuluri sintió que el peso de la joya sería irrisorio en comparación con las críticas que había comenzado a suscitar y que amenazaban con aguar su momento de gloria. «Ahora que ha ganado una musulmana Miss América, Obama debe de estar feliz», eran algunos de los comentarios más ofensivos que, a pesar de ser delirantes, tuvieron una gran difusión. «Enhorabuena Al Qaeda. Nuestra Miss América es uno de vosotros», escribía otro tuitero. De hecho, en esta línea muchos se inventaron un título propio para Nina Davuluri, «Miss terrorista», mientras otros se empeñaban en recordar los atentados contra las Torres Gemelas: «9/11 fue hace 4 días, y ella es ahora la Miss América?». Lo paradójico es que la nueva Miss América, una joven de 24 años que ni siquiera es musulmana y que, según recoge «The Guardian», utilizará el dinero del certamen –31.000 euros– para financiarse la carrera de Medicina, participaba en el certamen con el apoyo de una plataforma de diversidad cultural que busca acabar con la discriminación de las minorías raciales. Pero los más vetustos deseaban que la ganadora del certamen fuese Theresa Vali (Miss Kansas), una joven militar que también hizo historia al lucir sin tapujos sus tatuajes –entre los que se encuentra una oración– y que perdió, según algunos usuarios de las redes sociales, por «representar los verdaderos valores americanos». «Ama a su país, ama la caza, ama los tatuajes, ella es la verdadera Miss América», rezaban algunos comentarios. A pesar de la polémica, Nina Davuluri –que ya conocía el caso de Rima Fakih, la ganadora de 2010 que por su origen libanés fue acusada de pertencer a Hezbolá–, no quiso comentar las críticas y se limitó a expresar lo feliz que se sentía porque «esta organización haya abrazado la diversidad». Lástima que más allá del plató donde se celebró el certamen, esas palabras suenen a utopía.


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El racismo empaña Miss América

Nina Davaluri, nueva Miss Estados Unidos Reuters
El año en el que se celebra el 50º aniversario del pronunciamiento del mítico «I have a dream» de Martin Luther King, Estados Unidos puede presumir de tener un presidente afroamericano habitando la Casa Blanca, pero parece que aún no está preparado para tener una Miss América de origen indio. Contradicciones del país de la libertad que en más de una ocasión hacen sonrojar a su idolatrada «Lady Liberty». La elección de Nina Davuluri, candidata por el estado de Nueva York, como la ganadora del certamen de belleza ha desatado una avalancha de comentarios racistas en las redes sociales al convertirse en la primera mujer de ascendencia hindú que se hace con la corona. Mensajes como «Si usted es Miss América, debería ser estadounidense» fueron los más suaves en una jornada en la que los más chovinistas añoraban la victoria de otro canon de belleza más patrio: «¿Cuándo una mujer blanca volverá a ganar Miss América? ¡¿Alguna vez?!», lamentaba otro usario de las redes mientras otros se preguntaban «¿Cómo diablos puede un extranjero ganar Miss América? Ella es árabe».
Todavía no la habían coronado cuando Davuluri sintió que el peso de la joya sería irrisorio en comparación con las críticas que había comenzado a suscitar y que amenazaban con aguar su momento de gloria. «Ahora que ha ganado una musulmana Miss América, Obama debe de estar feliz», eran algunos de los comentarios más ofensivos que, a pesar de ser delirantes, tuvieron una gran difusión. «Enhorabuena Al Qaeda. Nuestra Miss América es uno de vosotros», escribía otro tuitero. De hecho, en esta línea muchos se inventaron un título propio para Nina Davuluri, «Miss terrorista», mientras otros se empeñaban en recordar los atentados contra las Torres Gemelas: «9/11 fue hace 4 días, y ella es ahora la Miss América?».
Lo paradójico es que la nueva Miss América, una joven de 24 años que ni siquiera es musulmana y que, según recoge «The Guardian», utilizará el dinero del certamen –31.000 euros– para financiarse la carrera de Medicina, participaba en el certamen con el apoyo de una plataforma de diversidad cultural que busca acabar con la discriminación de las minorías raciales. Pero los más vetustos deseaban que la ganadora del certamen fuese Theresa Vali (Miss Kansas), una joven militar que también hizo historia al lucir sin tapujos sus tatuajes –entre los que se encuentra una oración– y que perdió, según algunos usuarios de las redes sociales, por «representar los verdaderos valores americanos». «Ama a su país, ama la caza, ama los tatuajes, ella es la verdadera Miss América», rezaban algunos comentarios. A pesar de la polémica, Nina Davuluri –que ya conocía el caso de Rima Fakih, la ganadora de 2010 que por su origen libanés fue acusada de pertencer a Hezbolá–, no quiso comentar las críticas y se limitó a expresar lo feliz que se sentía porque «esta organización haya abrazado la diversidad». Lástima que más allá del plató donde se celebró el certamen, esas palabras suenen a utopía.

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