El culebrón de la rebelde y el gobernador
El culebrón de la rebelde y el gobernador
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Parece el sueño húmedo de un asesor en imagen política. Anahí Puente se abraza amorosa al prometedor Manuel Velasco, joven gobernador de Chiapas, en loor de multitudes. La vocalista, compositora, actriz y empresaria está tan habituada a las cámaras que parece igual de contenta en las fotos promocionales de su disco, posando de turista en las ruinas arqueológicas de Palenque o en la urna dispuesta a votar. Es, coinciden los periodistas de espectáculos, una profesional de eso, los espectáculos. Lo que no quiere decir que salga con Velasco por estrategia. O viceversa.
Sus fotos paseando por Chiapas, navegando por el cañón del Sumidero, abrazados —casi siempre en la misma pose—, se han repetido hasta la saciedad. Ya en noviembre de 2011, la artista lo acompañó en actos políticos en Chiapas. En agosto de 2012, la relación se confirmó desde la portada de la edición mexicana de ¡Hola! con un apasionado beso. Ella aseguró que la foto era robada.
El desparpajo de Anahí le quita almidón al político de 32 años, una de las caras más visibles del polémico Partido Verde —que, entre otras cosas, está a favor de implantar la pena de muerte—. Es inevitable pensar en Angélica Rivera, la Gaviota, esposa del presidente Enrique Peña Nieto y también un engranaje del star system mexicano que ha hecho la transición de las telenovelas a la política. Quienes antes entraban en escena por la puerta de atrás —la actriz Irma Serrano, amante del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), fue un caso sonado—, ahora son la cara visible y amable de partidos muy criticados.
Anahí le debe su fama a la pequeña pantalla. Nacida en Ciudad de México en 1983, lleva desde los tres años bajo el escrutinio público, arropada por la poderosísima cadena Televisa. Empezó en el programa infantil Chiquilladas en 1986 y alcanzó la cima en 2004 con la serie Rebelde. Fue una bomba de la que también salió un grupo, RBD, que vendió más de 57 millones de discos. En 2008 se separó. Anahí continuaría en solitario con discos, más tele, empresas de moda… Hoy es la tuitera más seguida de México (casi siete millones de seguidores, y subiendo).
“No hay marca que no quisiera tener a Anahí al frente. Representa responsabilidad social, ha estado amarrada a causas feministas y ecológicas; no es una figura plástica”, apunta el crítico televisivo Álvaro Cueva. Lo más escandaloso que se le atribuye son rumoreadas operaciones estéticas y un trastorno alimentario que sufrió hace años e hizo público “para ayudar a otras chicas”. “Tiene conciencia como figura pública”, sostiene Cueva. “Fue preparada para ser estrella, pero, a diferencia de otros padres que hicieron de sus hijas figuras sexuales, los de ella, no. Proyecta inocencia. Tiene una parte sensual, pero explota más su sonrisa que sus senos”. En Twitter agradece mucho “a Dios” las “bendiciones” que recibe.
Tanta pureza y simpatía maridan bien con la imagen de su actual pareja y coprotagonista de portadas, Manuel Velasco, el Güero (de piel clara, en México). “Son personajes muy precoces, cada uno en su ámbito”, señala la periodista Katia D’Artigues. Diputado local más joven del Estado de Chiapas en 2001, diputado federal más joven del Congreso en 2003, senador más joven de la historia de México en 2006… En campaña, Velasco hizo promesas de austeridad en Chiapas, uno de los Estados más pobres de la República, y al ganar anunció el recorte de los sueldos de los altos funcionarios, empezando por el suyo propio (al 50%). Su antecesor, según la revista Proceso, le ha dejado en herencia una deuda millonaria. “Tiene muy buena imagen en su partido, se ha caracterizado por chambear [trabajar] de verdad”, opina el periodista Alberto Tavira. De familia medianamente acomodada, no se le conocen grandes padrinos, pero destaca porque “es el ‘garbanzo de a libra’, algo excepcional en un partido con una fama turbia”.
Del Partido Verde “algunos dicen que es una de las franquicias más rentables del país”, dice Tavira en referencia a sus extrañas alianzas políticas y particulares posicionamientos. A su expresidente, el senador Jorge Emilio González Martínez, el Niño Verde, se le vio en un vídeo, en 2004, en el que supuestamente negociaba sobornos y recientemente fue detenido por conducir ebrio. Esa misma noche salió de comisaría porque allí tenía “frío y hambre”.
A Velasco, de momento, no le han salpicado grandes polémicas. Aunque fuentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) le acusaron tras las elecciones de gastar mil millones de pesos (59 millones de euros) en su campaña a gobernador, 20 veces más de lo permitido por el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana.
“Tiene gran arrastre en Chiapas, por sí mismo y aún más potente desde que anda con Anahí”, asegura D’Artigues. “Apela a un mercado muy juvenil que va a tener las riendas del electorado futuro. Ella es una primera dama perfecta”, dice Cueva.
Hasta ahora juegan con la ambigüedad. No conceden entrevistas —este periódico lo intentó en repetidas ocasiones, sin éxito—, pero cuelgan muchas fotos juntos en Twitter e Instagram. “¡Feliz día a todos!”, escribía Anahí en Twitter el 14 de febrero. Está por ver cómo encaja su tono naíf en la tumultuosa escena política mexicana. Ella acaba de realizar una sesión de fotos para promover el turismo en Chiapas. “Queremos que la gente de todas partes venga a Sancris”, comentó. Con esa inocencia se refería a San Cristóbal de las Casas, cuna del movimiento zapatista.
Fuente: www.elpais.com
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