Un estudiante fue el autor de la matanza
Macarena Vidal
Fotos: EFE
Fotografía del año escolar 2003 del presunto autor de la masacre, un surcoreano identificado como Cho Seung Hui, de 23 años.
Washington (EFE).- La policía estadounidense identificó al estudiante surcoreano Cho Seung Hui, de 23 años, como el autor de la matanza en la Universidad Politécnica de Virginia, pero sigue siendo un misterio qué le indujo a ese baño de sangre y se ignora también la identidad de muchas de sus 32 víctimas.
Los detalles sobre la matanza, la peor a manos de un solo asesino en la historia de Estados Unidos, se van conociendo con cuentagotas.
La Policía de Virginia confirmó que todo apunta a que Cho, que después se suicidó, fue el único responsable de la matanza, entre cuyas víctimas hay al menos dos latinoamericanos.
En un primer momento se conjeturó que podía haber más de dos asesinos, ya que hubo dos incidentes separados: el primero en una residencia de estudiantes, donde murieron dos personas, y el segundo dos horas más tarde, en las aulas de la Facultad de Ingeniería.
Las autoridades han confirmado que las armas empleadas en la matanza fueron al menos dos pistolas y que una de ellas se usó en los dos tiroteos.
“La evidencia no nos ha conducido a decir categóricamente que el mismo autor estuvo implicado en los dos tiroteos”, pero “es ciertamente razonable suponer que Cho fue el autor en los dos incidentes”, indicó el superintendente de la Policía de Virginia, Steven Flaherty.
El estudiante surcoreano, residente legal en Estados Unidos desde que tenía ocho años y que cursaba el último año de una licenciatura de Filología Inglesa en la Universidad, compró, según atestigua un recibo encontrado en su mochila, una pistola en marzo.
Cho, descrito por el portavoz de la Universidad Larry Hincker como un “solitario”, se suicidó tras la matanza. Su rostro quedó muy desfigurado, por lo que para su identificación se recurrió a las huellas digitales y a los registros de inmigración.
Reguero de muerte
Antes de matarse dejó un reguero de muerte en la residencia de estudiantes y en al menos cuatro aulas y un pasillo de la Facultad.
Entre los fallecidos se encuentran profesores y estudiantes.
Según han contado los sobrevivientes, el asesino cerró varias salidas del edificio con cadenas y candados, y después fue vaciando sus cargadores aula por aula.
La primera clase, y donde al parecer se han registrado más víctimas, fue una de alemán, en la que el asesino disparó a la cabeza del profesor Chris Bishop antes de abrir fuego sobre los alumnos.
En otras aulas algunos alumnos huyeron por las ventanas. Otros intentaron bloquear las puertas con sus cuerpos, en algunos casos con resultado fatal.
Ese fue el caso del profesor Liviu Librescu, que fue alcanzado por disparos a través de la puerta mientras impedía el paso al agresor para salvar a sus alumnos.
Doce estudiantes de la Universidad se recuperan de sus heridas y permanecen estables en distintos hospitales de la zona de Blackburg, donde se encuentra el centro docente.
Hasta el momento se desconoce el motivo que pudo impeler a Cho a perpetrar la matanza, que ha conmovido a todo el país y ha suscitado reacciones de condolencia en todo el mundo.
Un día triste para EE.UU.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aseguró que se trata de un “día de tristeza para todo el país” e instó a los estudiantes a no dejarse llevar por la ira, en un acto de homenaje a las víctimas en el polideportivo de la universidad.
Bush ha ordenado que las banderas estadounidenses ondeen a media asta hasta el domingo en señal de duelo.
El incidente ha comenzado a suscitar ya las primeras críticas sobre la reacción de las autoridades tanto policiales como universitarias.
Muchos estudiantes han censurado que, tras el primer incidente, no se suspendieran las clases ni se diera un aviso de peligro hasta dos horas después, y eso solo a través de un correo electrónico.
La matanza ha vuelto a reabrir el debate sobre la regulación de la tenencia de armas en Estados Unidos, un país en el que las leyes sobre el control de armas de fuego son muy laxas.
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