LA DUDA

Título original: Doubt
Director: John Patrick Shanley
Género: drama
Duración: 104 minutos
Intérpretes: Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams, Viola Davis
Trailer: Doubt
¿Debo ir a verla? Notable adaptación del teatro al cine, cuenta con un poderoso reparto y un trasfondo muy interesante.


La duda es la adaptación que ha hecho John Patrick Shanley de su propia obra de teatro. Intentar trasladar un texto del medio teatral al cinematográfico siempre es un difícil trabajo. Hay que buscar un equilibrio entre dos lenguajes claramente diferenciados. La mayoría de adaptaciones teatrales al cine se caracterizan por la pobreza de sus recursos visuales, por sustentarse excesivamente en la labor de los actores (que muchas veces se ven superados por el texto) y por el predominio de los diálogos, lo cual suele equivaler a una narrativa plomiza. La duda consigue salvar prácticamente todos estos escollos, revelándose como una propuesta intensa e interesante.

El lenguaje que utiliza Shanley (que no debemos olvidar que ya tiene una larga experiencia cinematográfica) se caracteriza en general por su sencillez, y es mejor que así sea. Cuando al realizador le dan ataques de expresividad la película se resiente. Sirvan como ejemplo los pocos momentos en que ralentiza las acciones para hacer hincapié en ellas o cuando más a menudo opta por planos torcidos para generar tensión, logrando más bien incomprensión ante su falta de disimulo. En cualquier caso Shanley muestra gusto por los pequeños detalles, ante los que es casi imposible que el lenguaje teatral se detenga, y tiene la decencia de no convertir la película en cien minutos de diálogos recitados por los actores. Aunque esto tampoco hubiera sido un problema, ya que el reparto termina revelándose como lo mejor de la función.


Con franqueza, resulta muy difícil decir algo nuevo a estas alturas de alguien como Meryl Streep. Si hay algo que precisamente no genera dudas a la humanidad, es que esta es una de las mejores actrices que ha tenido el cine en su historia. Siempre infalible, Streep es capaz de brillar hasta en cintas tan mediocres como El diablo viste de Prada o Mamma Mia! En La duda, su actuación es más hierática de lo habitual, hasta el desenlace, en el que le toca cerrar la película poniéndonos los vellos de punta. Tampoco es muy original descubrirse ante alguien como Philip Seymour Hoffman, actor ideal para personajes con secretos como este Padre Flynn, cuyas acciones ocultan el sentido último de la historia. Por su parte, Amy Adams borda una vez más un papel de chica cándida e inocente. Parece que la joven actriz ha nacido para este tipo de roles, pero no debemos menospreciar su trabajo ya que siempre sabe aportar los matices necesarios a cada personaje y en este caso además aguanta con solvencia al lado de dos monstruos de la actuación. Y en medio de todos ellos, la fugaz Viola Davis, que nos regala una explosión de talento y humanidad.

Respecto al tema principal de la película, ya lo encontramos en el título: las dudas. Los personajes protagonistas se cuestionan constantemente sobre lo acertado o no de sus actos, la bondad, la maldad, la naturaleza del amor, la fe. Se me ocurre que son las películas que hizo en los 50 y 60 el maestro sueco Ingmar Bergman las que han logrado un acercamiento más certero y profundo a estos temas (cintas como Los comulgantes o Como en un espejo, entre otros). Sin embargo, no debemos menospreciar las reflexiones que se ocultan tras La duda, uno de esos films que requieren de cierta meditación después del visionado. Además, Shanley opta por un barrio del Nueva York de mediados de los 60 para situar la historia, consiguiendo un contexto francamente interesante. La integración de los negros en la sociedad o la modernización de la Iglesia católica que se estaba produciendo en la época son asuntos que sobrevuelan la historia. Hay un conflicto claro (más allá de lo que acaba deparando la trama) entre los que prefieren que las cosas sigan tal cual y los que buscan algún tipo de progreso para la humanidad. Cuando hablan, nos parece que tanto los unos como los otros tienen razón.

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