El curioso caso de Benjamín Button



El curioso caso de Benjamín Button



Escrito por Juan Carrasco de las Heras / ceuta
lunes, 09 de febrero de 2009
Luciendo como la obra más nominada a los Oscar de este año (con 13, incluyendo Mejor Director, Actor Principal o Guión Adaptado), El curioso caso de Benjamin Button, más allá de que la historia que nos narra es la de un tipo que nace viejo y con el transcurso del tiempo se va haciendo más y más joven, es una película completamente del revés; para aclarar esta afirmación me basaré en mi propia experiencia ante la pantalla: la soplagaitez del argumento y el comienzo con el trilladísimo recurso de la anciana que cuenta la historia a su hija antes de morir ya me hicieron encarar el metraje con desconfianza; a ello también añadió su particular empujoncito saber que la cosa duraba nada menos que casi tres horas de sufrimiento si finalmente no conectábamos la obra del virtuoso David Fincher (Seven, El Club de la Lucha, Zodiac) y yo. Sin embargo, el comienzo me atrapó, coincidiendo con la parte más interesante, de largo, de todo el metraje, que es cuando el joven Button debe malvivir la niñez en el cuerpo de un anciano, con todo lo que ello conlleva, y fue incrementando poco a poco mi expectación, logrando que no llegara a mirar el reloj en los 166 minutazos de alargado metraje (algunas partes son algo superfluas y recortables). Con todo, y es por ello que digo que se trata de una película del revés, cuando deberíamos encontrarnos en el clímax y conforme nos vamos acercando al final, se va deteriorando el interés a la vez que la salud de (la mayoría de) los personajes, que fueron envejeciendo. La obra, de los idealizados momentos románticos en adelante, se vulgariza a la vez que sus protagonistas bajan los peldaños que el film nos recuerda que vamos descendiendo en la escalera de la vida, sin posibilidad de volver a subir jamás.Visualmente poderosa (muy acertado el recurso cromático que juega con el ambiente de las épocas, desde la Primera Guerra Mundial hasta el siglo XXI, así como las impresionantes caracterizaciones) y con un sólido reparto, sin llegar a hacerse larga, puede decirse que es una de esas cintas que no ves dos veces en poco o medio plazo, seguramente debido a que el ritmo no es el adecuado y se echa en falta más dramatismo en los momentos dramáticos y más comedia en los momentos cómicos, rozando la historia los corazones de los espectadores sin llegar a atravesarlos.Del citado reparto hay que mencionar a Brad Pitt -un actor que ha siempre sido injustamente infravalorado por ser un icono mediático-, que aparte de nominado, está esta vez incómodo con su personaje en todo momento, rozando y rebasando por momentos la frontera de la inexpresividad en su extremada contención, y la elegante belleza de Cate Blanchett, que acompaña a su buen hacer como actriz donde quiera que actúe.Queda claro en todo caso que no creo que este interesante film merezca encumbrarse en la historia del cine como la mejor película del año, pero quizá la competencia, al igual que los últimos tiempos de crisis creativas varias, no augura nada mucho mejor, así que habrá que dar tiempo al tiempo y hablar con más propiedad cuando haya “catado” uno a la cara el resto de los contendientes en la carrera al Oscar. Le concedo, sin embargo, que por lo que cuenta (lo cruel e inexorable que es la vida) y por cómo lo hace, tras visionarla me ha hecho sentir inesperadamente triste, lo cual no es a priori un punto a su favor, pero pensándolo fríamente, al menos me ha hecho sentir algo, que es mucho más de lo que se puede decir de la mayoría del cine que uno puede “echarse a la boca”.Puntuación: 7

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